ESTORNINOS

¿Has visto alguna vez el baile de una bandada de estorninos? Pueden cambiar de velocidad y de dirección en menos de un segundo, despistando así a sus depredadores, como los halcones, que no alcanzan a fijar la atención sobre una única presa ante ese baile perfectamente sincronizado, hipnotizante.

Estos movimientos han fascinado a la comunidad científica desde hace décadas pero ¿cómo consiguen volar tan cerca sin chocar entre ellos?

En 1930, el ornitólogo británico Edmund Selous propuso que los estorninos tenían algún tipo de poder psíquico con el que podían anticipar el movimiento de los otros, como la telepatía.

Evidentemente su hipótesis no era cierta.

No fue hasta el 2010 que investigadores italianos elaboraron modelos tridimensionales de estas bandadas para descubrir su secreto. Vieron que solo era necesario que cada estornino estuviese pendiente de siete compañeros cerca de él para que todo el grupo se moviese de forma coordinada. Si uno de esos 7 compañeros gira a la derecha, replica la información que se transmite en cadena a todo el grupo.

¿Se mueve tu equipo con la misma agilidad, sincronizado, hipnotizante, sin que nadie choque uno con el otro?

Aquí tampoco es cuestión de que el equipo posea algún tipo de poder psíquico con el que poder anticipar el movimiento de los otros.

Es cuestión de estar pendiente de las señales de las personas con las que te relacionas con frecuencia.

Para que un equipo se mueva de esta manera debe compartir el mismo código, debe hablar el mismo idioma, y el código más importante que cualquier equipo debe compartir para moverse de esta manera tan sincronizada es el de los valores.

Así que irremediablemente hay una pregunta clave que tu equipo debe contestar: ¿tenemos claros, compartimos y ponemos en práctica los valores esenciales de nuestro equipo?

Eva AldeaComentario